El miedo a repetir los mismos errores del pasado nos paraliza ante la “segunda vuelta”. ¿Por qué dejarnos llevar por esos fantasmas?
Consejos para ahuyentarlos.
El duelo por el divorcio impone un lapso hasta formar una nueva pareja. Tememos repetir los errores antiguos. O que nos decepcionen y reeditar nuestro fracaso anterior. Nos puede angustiar no ser aprobados sexualmente. A veces, interfiere la pareja anterior quien exige, cela o enturbia la escena del nuevo amor conseguido. Nos amenazan los tics, fantasmas del pasado por miedo de la predestinación a la desdicha.
¡No falta nada para una historia de terror!
¿Dónde quedó el amor?
Preguntas Frecuentes
- Pregunta 1:
¿Cómo será la mujer de mis sueños? Anhelo formar pareja con una mujer tranquila, relajada, sin la imagen de mi ex: disgustada con todo lo que yo hacía.
Veía sólo el lado malo de las cosas, peligros, insatisfacción constante. Tuve paciencia durante muchos años pero no sirvió para cambiarla. ¿Cómo consigo otra diferente?
Respuesta:
Cambiando usted.
Ignoro los detalles que los llevaron a tal desenlace. Creo que tolerar sin aclarar el propio punto de vista no sirve para nada.
Si su ex era disconforme, fíjese a quién elegirá en el futuro.
Ante puntos de vista divergentes, aprenda a expresar el suyo y sus sentimientos. Fundaméntelos y pídale que haga lo mismo hasta llegar a un acuerdo. Si se ponen de acuerdo, ganan ambos.
Pregunta 2:
Me separé de la madre de mi hija. Pese a que nuestra relación es pésima, cumplo legalmente con la cuota alimentaria y el régimen de visitas porque amo a la nena.
La madre enloqueció cuando se enteró que tengo novia.
Se opone que vea a la nena por temor de que la quiera.
A su vez mi novia se empecina en verme en mis días de visita. “Tu ex te maneja”, me dice.
¿Cómo salgo de este círculo de mujeres a las que no quiero perjudicar pero que me producen malestar? Amo a mi hija y a mi novia y me apena mi ex. No entiendo estas demandas. ¿Me puede explicar dónde me metí?
Respuesta
Desconozco los detalles de la separación. Sólo puedo formular hipótesis en base al conocimiento que tengo sobre separaciones de pareja.
Tal vez su ex rivaliza con su novia, privándolo de su hija. Entre los padres separados los pobres niños son tomados como rehenes por uno de los dos, como si fueran de su propiedad. Es la forma de ejercer poder en las parejas separadas.
Averigüe si legalmente la madre puede impedirle ver a la niña.
Hable con su novia y dígale que es a ella a quien ama. Explíquele que esto es difícil para usted porque están en juego los dos amores de su vida: su hija y ella. Si no lo ayuda, que no lo juzgue.
A la niñita dele todo su cariño para que se convierta en una mujer de bien, porque recibió el amor de su padre. No renuncie a ser padre.
Y reafirme ante su ex que luchará por sus derechos y obligaciones de padre y por la libertad de amar a quien lo merece.
Pregunta 3
Soy Ernesto de Olivos. Desistí de vivir con Carla por temor a su infidelidad. No me dio motivos. Pero en mi vida de soltero anduve con mujeres casadas y temo que me haga a mí lo que yo le hice a otros. Es muy linda y como yo no cumplí con la promesa de convivir con ella no quiere estar conmigo.
¿Existe una fórmula para dejar de ser celoso?
Respuesta:
Si es religioso, se encomendará a una fuerza superior. Si es psicoanalizado, creerá en la fuerza de su Yo. Si es budista se tranquilizará pensando que la vida es como humo y que todo es apariencia.
Si me hace caso, tiene que trabajar profundamente su machismo.
La pareja nunca nos pertenece. La única manera de retener al ser amado es dejar la puerta abierta para que se vaya y vuelva cuando quiera.
Si se va de inmediato, el dolor es menos intenso. Si demora en dejarnos, nos permitió aprender estrategias que fortalecen la idea de que para ser valorizados por otros, antes tenemos que valorizarnos nosotros.
Pregúntese” ¿Qué puedo perder si vivo con ella y me engaña? “La que pierde es ella. Lo pierde a usted. Y si lo engaña, no lo merece.
Pruebe a valorizarse sin controlar tanto. Disfrutará de la que ama.
Pregunta 4:
Sólo cuando nos conocimos tuvimos una relación excelente con mi ex -mujer. Carecíamos de experiencia sexual, así que en nuestro matrimonio hubo una “intimidad promedio”.
Como varón inseguro sin parejas previas, tiemblo al pensar que la mujer que encontré me rechace.
Somos afines. Es amable, agradable, seductora y la mejor que conocí. ¿Mi escena temida? : El momento sexual. Como cuando debuté de joven.
¿Hay algo para frenar mi ansiedad?
Respuesta:
Como psicóloga no puedo, (ni quiero) recetarle medicamentos ante su angustia de rendimiento.
El aspecto sexual, aunque es importante en una pareja, no es la única vía de comunicación.
Afiáncese en los aspectos positivos que comparten. Cultiven sus afinidades, conversen y salgan y cuando surja la confianza, propóngale intimidad. Si ella toma la iniciativa, reconozca su propia timidez. Le encantará.
La intimidad sexual es un factor incluyente que se desarrolla con otras áreas de la vida en común.
La sexualidad es un don bellísimo que hay que trabajar para enriquecerlo.
Pregunta 5:
Yo tengo 70 años y ella 30. Tengo manías de divorciado. Soy mandón. Pero la ayudo, le enseño su profesión. L a quiero y disfruto de su belleza ¿Por qué me contesta de mala manera?
Me recuerda a mi ex. Quiero disfrutar de su compañía, darle todo lo que puedo y odio las discusiones, que me hable mal, que gesticule. Aconséjeme para no repetir los terribles años de mi matrimonio.
Respuesta:
La diferencia en la experiencia de vida puede ser bien o mal empleada.
Para tratarse bien: cuando uno de los dos se comunica agresivamente, la pareja debería decir: “Me hace daño hablar si no estamos tranquilos”.
Pónganse en la perspectiva del otro, porque la realidad se reparte entre quienes miran un mismo acontecimiento.
No sea mandón. Dele paso a la juventud. Renuncie a tener razón siempre. Trate de entender a su pareja y pídale que trate de entenderlo a usted.
Hablen mucho. Expliquen sus intenciones y festejen el privilegio de este valiente amor intergeneracional.
CONCLUSIONES
El divorcio pasa por etapas de duelo, como cualquier pérdida:
- Parálisis ante la pérdida.
- Negación de la misma.
- Odio hacia el objeto perdido.
- Tristeza por haberlo perdido.
- Incorporación de nuevos vínculos afectivos con reparación del daño sufrido.
El entusiasmo ante un nuevo objeto de amor, saltea alguna de estas etapas.
La vida nos retrotrae a la pérdida, para que aprendamos a reparar la ruptura: con un parche, con una cicatriz. O, con una sutura invisible y regeneradora.
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